lunes, 20 de agosto de 2012

El comandante y yo (Parte II)

- ¿Aló?
- Aló, ¿El comandante Mendoza?
- Si, soy yo.
- Buenos días, soy Luz, hija del señor Galván.
- Hola Luz, que gusto escucharte, pensé que no volvería a saber de ti.
- Quería preguntarle si le había comentado algo de nuestra charla del día de ayer a mi papá.
- No, ¿Por qué tendría que hacerlo? ¿Te dijo algo?
- No, nada. Es que no me gustaría que lo sepa, No le gustaría nada y se molestaría.
- Bueno, no te preocupes, no pienso comentarle nada.
- Ay muchas gracias.
- Y ¿Qué tal? ¿Cómo has estado?
- Muy bien ¿y usted? ¿Cómo lo ha tratado Perú?
- Pues muy bien, su comida es deliciosa. Sólo me faltaría conocer los lugares turísticos ¿No te gustaría ser mi guía?
- Me encantaría.
- Perfecto, ¿Qué día podrías?
- Mmm voy a ver mis horarios y te aviso ¿te parece?
- Ok, así quedamos entonces.

Estuvimos saliendo por varios días y nos la pasábamos de maravillas. Hasta que me preguntó lo siguiente "¿Te parece si voy a hablar con tu padre?". Esa frase me cayó como un balde de agua fría. No lo tenía en mente y ahora que los tiempos han cambiado, con mayor razón. 

No sabía como mi padre lo tomaría o qué pensaría. Pero gracias a Dios las cosas salieron bien. El comandante se presentó en mi casa y le pidió permiso a mi papá para que me frecuentara. Preparamos una gran cena y les cayó muy bien a todos.

Pasó un mes y preparamos otra cena. Esta vez el comandante fue a pedir mi mano. Si, así como lo leen. Sabíamos que era una decisión muy apresurada pero estábamos muy seguros de lo que sentíamos y ni el tiempo ni la edad no eran impedimentos para nosotros. Todos los que nos veían podían dar fe de ello, incluyendo a mi familia.

Ahora estamos casados y tenemos tres lindos niños... Y así fue como el comandante y yo vivimos felices por siempre.


miércoles, 15 de agosto de 2012

El comandante y yo (Parte I)

No es que me hayan arrestado, no no. La historia es otra.


Como todos los dias, lo primero que hago es darme un duchazo mientras mi papá sale a comprar el pan, sólo que esta vez dejó su celular. Me di cuenta cuando empezó a sonar y no se qué se me dio por contestar. 

- ¿Aló?
- Buenos días, ¿Con el Señor Galván?
- Ha salido y dejó su celular.
- Ah ya ok, ¿le puede decir que llamó el comandante?
- Disculpe ¿Se encuentra bien? (escuché su voz quebrantada)
- Si, sólo tengo algunos problemas y bueno, el dia de hoy recién he llegado a Lima.
- Ah ¿no es de aca?
- No, Soy de México.
- Vaya ¿está de visita entonces?
- No, me han mandado que cubra unos asuntos aquí.
- Ah ya.
- Si pues y como llegué temprano, no encontré a nadie.
- jajaja si pues, la mayoría entra a las 8.
- Por eso es que llamé al Señor Galván, me dijeron que él siempre llega temprano.
- Si, pero no tanto.
- jaja si pues, por eso llamo, para ver si puede venir hoy un poco más temprano.
- ¿y cómo sabe que mi papá llega temprano?
- ¿Es tu papá? Llamé al encargado y me dijo que el que siempre llega temprano es el Señor Galván y me dieron su número para que lo llame.
- Si, es mi papá.
- jaja es que tenemos buen rato conversando y no sabemos quienes somos. Soy el comandante Mendoza.
- Soy Luz, hija del Señor Galván.
- Mucho gusto Luz, ahora ya por lo menos conosco a algún peruano jaja.
- Disculpe mas bien, por el atrevimiento. No quiero que piense que soy una confianzuda, es que me pareció escucharlo un poco mal y quise ayudar.
- No te preocupes, más bien gracias. La verdad es que me siento muy mal, estoy pasando por momentos muy difíciles. Y me hiciste olvidar mis problemas por unos segundos.
(escuché la reja de mi casa, papá habia llegado)
- Disculpe pero ya tengo que colgar.
- Ah discúlpeme, usted debe tener tantas cosas que hacer y yo aquí haciendole perder el tiempo. Discúlpeme.
- No se preocupe, más bien cuando llege mi papá le doy su encargo.
- Ok, gracias.
- ¿Éste es su número? (Quería saberlo)
- Si
- Ah ya ok, le digo que lo llame en todo caso.
- Perfecto... ¿Y podría llamarte?
- ¿A mi?
- Bueno, si no te incomoda y estás de acuerdo claro. No quiero que me mal interpretes, es solo que no conosco a nadie aquí y bueno conversar contigo fue como conversar con alguién que conociese de toda la vida. Sentí mucha confianza y un alivio, mis problemas desaparecieron como por arte de magia.
- Tengo que cortarte, te llamo luego. (y colgué).

Estaba muy nerviosa, no quería que papá se entere que estuve conversando largo rato desde su celular y con nada menos que su jefe. Así que cruce los dedos para que no haya notado algo raro y solamente le dije que había llamado el comandante para que vaya más temprano.

Papá guardó el celular en su bolsillo y se fue a su cuarto a alistarse rápidamente. Estuve todo el tiempo observándolo desde lejos esperando el momento oportuno para sacarle el celular y guardar el número pero fue en vano, se fue con las mismas. No sabía que hacer, papá llega en la noche y yo quería grabar el número ya mismo! y peor con la forma en la que le había colgado, pensaría que no quiero volverlo a escuchar ¿Y si le pregunta a mi papá? ¿Si le comenta que estuvimos charlando? ¡Mi papá me mata!


Recuerdo que ese día los minutos se hicieron años, nunca había estado tan nerviosa en toda mi vida. Hasta que llegó papá, lo primero que fue hice fue ver su reacción al verme; me saludó normal ¿Se habrá enterado? ¿Será que está disimulando? ¿Será que no sabe? Estas preguntas y más se me vinieron a la mente.

Esperé a que se cambiara y le dije a mi hermana que por favor lo llamara urgente en ese preciso momento. Así, entré rápidamente a su cuando, saqué su celular del bolsillo y grabé el número en mi celular. Ahora no puedo llamarlo, papá escucharía la conversación ¿Qué hago? Caballera, esperaré al día siguiente nomás.