lunes, 11 de enero de 2016

2da Oportunidad

Me da mucha pena confesar esto, pero es necesario hacerlo. Hace un par de días estuve deseando mucho la muerte. No pensaba en suicidarme porque se que es pecado, y bueno soy muy cobarde para hacerlo también. Así que en mis oraciones le rogaba a Dios que por favor vea mi dolor, se apiade de mi y me recoja.


Sentía que mi vida ya no tenía sentido, que había fracasado en todo y después de la decepción amorosa que tuve, no quedé bien emocionalmente ni económicamente, no tenía nada que ofrecerles a mis hijos. Pensaba que alguien más podría cuidarlos mejor que yo, alguna de sus abuelas quizás, y que su padre podría darles lo material. Perdón a mis hijos por haber pensado en dejarlos y perdón a los involucrados por haber pensado en darles la responsabilidad que me corresponde.

Pero el fin de semana pasó algo que nadie se lo esperaba, una familia vecina muy cercana a la familia sufrió un accidente automovilístico, y una de las hijas lamentablemente falleció en minutos, era una joven bonita de la edad de mi hermana, era muy linda y aunque no era muy cercana a ella, la conocía desde pequeña y era además la prima de mi prima. 

La noticia me afectó muchísimo, porque días antes yo estaba deseando la muerte pero no la había visto tan de cerca, vi el daño que causa y el dolor inmenso que sienten los familiares y personas cercanas. Siendo tan joven y con toda una vida por delante; Dios se la lleva. Y una acá sufriendo por idioteces y queriéndose morir por tonterías; Dios le permite seguir viviendo. Fue como una cachetada que me hizo reaccionar y ver las cosas como son.

Fui muy egoísta al querer morirme por no querer seguir sufriendo, cuando mis hijos pudieron ser los que más sufrirían con mi partida y que ese dolor no se compararía al mío. Entendí que la muerte no debería ser una solución ni una escapada a los problemas. Y nuevamente gracias Dios por no haber hecho caso a mis peticiones ridículas.

Tomo esta experiencia como una segunda oportunidad de vida, se que Dios permite que viva por algo, y que los días que tenemos es un regalo que debemos tomarlo y aprovecharlo. Y así quiero hacerlo, quiero renovar mi mente, pensar diferente, mirar la vida con otros ojos. Quiero aprovecharlo al máximo y estar con mis hijos todos los días que Dios me de. Quiero amarlos, volver a sonreír y sobre todo... ser feliz.

(Aquí algunas fotos del baúl de los recuerdos, cuando era joven y vivía llena de alegría)